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Comparaciones con la prensa española y argentina |
Lo que sigue es una traducción en castellano de unos extractos de Bévues de presse (más en francés sobre este ensayo aquí en français). ¿España (o en cierta medida Argentina) es un modelo periodístico para Francia? ¡En algunos aspectos si!
Un "benchmarking" sorprendente [Extracto del capítulo V de Bévues de presse:]
"Nuestros diarios tienen 20 años de retraso con relación a los Estados Unidos o Europa del norte, así como con relación a Europa del sur" confiaba al matutino Le Figaro un dirigente de la revista empresarial Le Nouvel économiste, hace varios años. "Es porque la prensa francesa no anda bien que es demasiado costosa, y no al revés". Una comparación transnacional de la calidad de información, tal como se les ocurre a los responsables comerciales en otros sectores, es esclarecedora. En particular un "benchmarking" con los diarios locales españoles muestra el nivel en el cual el periodismo hexagonal puede hundirse a veces ("benchmarking" es un método de management poco aplicado en la prensa, que consiste en evaluar la eficiencia de una organización a través de comparaciones). El relativo subdesarrollo periodístico de Francia es ya perceptible cuando se considera el madrileño El País, creado en 1976 inmediatamente después de la muerte de Francisco Franco. El diario líder de este país de 40 millones de habitantes - los dos tercios de la población francesa - vende un promedio 450000 ejemplares (un millón el domingo), y es leído por un millón y medio de personas. Le Monde, su equivalente y asociado francés, cuenta solamente con 350000 de ventas medias (pero curiosamente con dos millones de lectores). El País tiene poco que envidiarle, con unas sesenta de páginas diarias, contra una cuarentena seis días sobre siete. Le Monde es más geopolítico, pero no provisto de las páginas locales de El País; por ejemplo cuando sigue de cerca las turbulencias del ayuntamiento de París, es principalmente por sus alcances nacionales. No obstante, la abundancia editorial no perjudica la rentabilidad de El País sino todo al contrario.
Hipermercados españoles y supermercados franceses El diario madrileño hasta es más rico en contenido ciudadano sobre la actualidad local que muchos de los diarios regionales establecidos en las grandes metrópolis francesas. Algunas de sus oficinas descentralizadas preparan sus cuadernos locales - una decena de páginas todos los días, de Galicia a Andalucía - mientras Le Monde informa sobre las regiones francesas a través de corresponsales multitareas, principalmente, y lo hacen de manera errática. Estas páginas permiten a El País estar más cerca de sus lectores, incluso cuando viven en ciudades más pequeñas que Barcelona o Bilbao. Sus colegas conservadores, ABC y El Mundo, hacen por otra parte lo mismo; sus difusiones (300000 y 270000) son relativamente más amplias, ellas también, que las del Figaro (350000) y Libération (160000) en una Francia mitad más poblada. [...] La calidad - y el placer de lectura - de los grandes cotidianos de ambos países es comparable. Los principales diarios cumplen bien sus misiones, que sus culturas sean progresistas (Le Monde, Libération, El País) o conservadoras (El Mundo, ABC, Le Figaro o La Vanguardia). Por una parte, desde Madrid y Barcelona, una prensa de información general superior en la actualidad local. Por la otra, desde París, unos análisis sociológicos y geopolíticos probablemente más finos y más brillantes (El País o El Mundo lo reconocen, de hecho, abasteciéndose a menudo en el extranjero para este tipo de artículo, más a menudo que sus colegas franceses). Pero es en el terreno local que se puede juzgar mejor, porque más concretamente, el papel desempeñado por la prensa escrita a un lado y al otro de los Pirineos.
Una "superdotada" que comunica menos que sus pequeñas vecinas Proseguimos la comparación regional a través del Midi Libre, el diario radicado en Montpellier. “La superdotada" - para utilizar un lema publicitario – es una metrópolis de 450000 habitantes aproximadamente, que ejerce su influencia sobre la región Languedoc-Roussillon. ¿Su cotidiano principal cumple relativamente bien su misión, desde esta ciudad muy conocida por su nivel cultural y universitario, a través de sus 160000 ejemplares vendidos todos los días? Se calcula que la difusión total de los diarios generalistas, en Languedoc-Roussillon, es de cerca de 250000. Del otro lado de los Pirineos, 200 kilómetros al sur de Montpellier, El Periódico de Catalunya y La Vanguardia difunden 400000 unidades todos los días, y la nación-región española "consume" alrededor de 600000 diarios generalistas en total. Entre los 2,3 millones residentes del Languedoc-Roussillon y los seis millones de catalanes españoles, la difusión de la prensa diaria ciudadana es equivalente en ambos territorios. Sin embargo, el número de lectores por ejemplar vendido es más amplio en España, gracias a los vínculos vecinales y familiares, y a la afluencia en los bares. El Periódico y La Vanguardia tienen, a diferencia del Midi Libre, la envergadura de publicaciones nacionales, ya que Barcelona se compara más a París que a Montpellier. Por lo tanto, es más oportuno observar la “premsa catalana” de dos municipios más pequeños, Tarragona y Gerona por ejemplo, para realizar esta comparación. Sus zonas de influencia directa son, además, grande como la aglomeración de Montpellier (alrededor de 500000 habitantes). Sus diarios locales son el Diari de Tarragona (difundido a 13000 ejemplares), el Diari de Girona (6000) y El Punt (23000). Montpellier, más imponente política y culturalmente, debería ser la mejor cubierta de las tres ciudades. Sin embargo, ninguna publicación parisiense tiene periodista exclusivo en el Languedoc-Roussillon, contrariamente a los grandes diarios madrileños o barceloneses en los territorios de Gerona y Tarragona. [...]
Los Pirineos, ¿un filtro para el amateurismo? La lectura comparativa detallada de un ejemplar del Midi Libre y del trío de Gerona y Tarragona, típico de la prensa catalana, un viernes de noviembre tomado aleatoriamente, es elocuente. Ya en la tapa, el Midi Libre pelotea de por lado con la actualidad que tendría que ser su enfoque, como lo constatamos en el capítulo anterior. El diario de Montpellier da la prioridad a once informaciones oficiales (estadía del Primer Ministro en la región), internacionales (cumbre con el Presidente ruso en Turquía), nacional (Córcega, controversias con los cazadores, la red eléctrica) o social (instauración de las 35 horas de trabajo semanal en la SNCF, la compañía nacional de trenes franceses). También se ponen por delante informaciones puramente promocionales (éxito de una feria profesional, carrera a pie organizada por la SNCF y el Midi Libre, presentación de una start-up) o deportiva (fútbol). La SNCF tiene también derecho a la página de cobertura con el anuncio de un artículo institucional, sobre la gestión controlada de sus riesgos informáticos. Ese mismo día, El Diari de Girona atrae a sus lectores con ocho artículos, tres de los cuales son de política local. Los otros se refieren a la actualidad tecnológica (riesgos informáticos), deportiva y cultural, sin la misma complacencia afirmada. Dichos artículos en su mayoría están firmados y producidos por la plantilla, al contrario de los anunciados en la tapa del Midi Libre. Por su parte, El Punt anuncia seis temas en su tapa, con problemas locales (política de los municipios e investigaciones policiales) y del deporte, todos firmados. En cuanto al Diari de Tarragona, éste se enfoca también sobre seis temas, con tres noticias locales, el deporte, la cultura (conferencia de un poeta catalán), y la cumbre turca. Los tres diarios catalanes parecen carecer de artículos de envergadura (inter)nacional, y pecar excesivamente de mentalidad comarcal; sólo el Diari de Tarragona pone por delante una noticia extranjera. Sin embargo en realidad, dedican alrededor de dos veces más espacio que el Midi Libre a los acontecimientos internacionales a partir de textos de agencias, igual que él. Varias notas y fotografías cubren Europa, Colombia, el Ulster o Egipto, mientras que el diario francés reserva a esta actualidad solamente una página y media (un pequeño artículo sobre la cumbre de Estambul, completado por notas muy breves). En resumen, el Midi Libre pone más productos "pre-calentados" y "de conserva" en su menú del día. Sólo tres de los once artículos anunciados están redactados por un autor claramente identificado. Los otros artículos proceden, en su mayoría, de agencias o bien de comunicados de encargados de prensa, por cómo están escritos. Además, como en la mayoría de los diarios regionales franceses, la firma « AFP » (Agence France Presse) no aparece en absoluto, excepto para las fotografías, mientras que el parentesco de la agencia Efe está mucho más mencionado en los cotidianos locales españoles. Este anonimato permite a sus colegas franceses crear la ilusión de que ellos mismos cubren lo que constituye lo principal de sus tapas. El recurrir casi exclusivamente a una única agencia, AFP, de la cual los mismos diarios son los principales accionistas, constituye otro rasgo de una prensa poco emprendedora (además, Efe tiene otros competidores en España). [...]
¿Periodismo "franquista" en Francia? La lectura de numerosos diarios en ambos lados de los Pirineos confirma lo que hemos comprobado entre Montpellier y Tarragona. En otra región fronteriza, el País Vasco, un martes de junio, el Sud-Ouest (con sede en Burdeos) cubre la actualidad cívica local solamente a través de las declaraciones de un diputado europeo sobre la caza, y una entrevista del alcalde de Biarritz. Su equivalente El Diario vasco dedica una decena de artículos a temas locales, el municipio de Irún, en particular, además de la actualidad (inter)nacional y vasca. El matutino de San Sebastián informa sobre las playas de esta ciudad, por ejemplo, a través de la cuestión del tratamiento de los residuos. Por el contrario, la edición vasca del francés se satisface con algo más fútil: dos artículos sobre una competición de surf y sobre las bikinis del verano... [...] A la luz de esta comparación, Estrasburgo, nuestra capital europea, da también el ejemplo de una prensa reducida al servicio mínimo. "La prensa regional francesa produce diarios franquistas que descuidan la actualidad local en favor de las informaciones nacionales y cócteles" considera un dirigente de El Punt. En efecto, nuestros diarios regionales cavaron una zanja entre la realidad y su representación, en efecto, tal como ocurre con las gacetas de una dictadura. La falta de construcción de la información para que la lectura sea más útil, eficaz y agradable, los sitúa aún en la era de la recolección pasiva de las noticias. Sus colegas españoles, que se empeñan más en pescarlas o "cultivarlas", muestran que no es cuestión de determinismo: se puede escribir sobre la actualidad local sin ser dependiente de los boletines municipales o de los medios de comunicación hertzianos, y sin por ello descuidar los acontecimientos (inter)nacionales. Una mirada sobre la oferta periodística en otros continentes conduce a las mismas constataciones. El Miami Herald, para tomar un ejemplo norteamericano, es seguramente menos atractivo que los diarios de Montpellier o de Estrasburgo. La textura de su papel y las secuencias poco lógicas entre páginas internacionales, nacionales y locales, tampoco hacen de él un modelo. Sin embargo, el diario de Florida realiza regularmente investigaciones excepcionalmente raras en nuestros diarios de provincia, por su profundidad y por la calidad de reportaje. En cuanto a la información local, no se resume a un relato de la vida asociativa, a los artes populares y a la comunicación de los notables.
¡Peor que en el interior en Argentina! Sin embargo, no es necesario permanecer en Europa o viajar a una democracia anglosajona para darse una idea del malperiodismo en las provincias francesas. La lectura comparativa del diario regional francés de mayor difusión con el de un país subdesarrollado también puede ser desconcertante. Por ejemplo, el diario argentino Los Andes parece mejor estructurado y más informativo en lo local que Ouest-France, como se comprueba un viernes de primavera (en marzo para el diario con sede en Bretaña, y en septiembre para su colega del hemisferio austral). Ouest-France anuncia ocho artículos en su tapa, dos de los cuales se refieren a asuntos locales: la ayuda a un pequeño club de fútbol, y un concurso de "jumping" organizado el fin de semana. Luego, el conjunto de los temas tratados en las secciones interiores es una maraña indescriptible de 36 paginas no marcadas en su mayoría. Se mezcla actualidad fútil e institucional, noticias internacionales y comunicados de asociaciones. Los Andes publica globalmente el mismo número de páginas de información, aunque repartidas en varios cuadernos (deportes, cultura, anuncios). El matutino de Mendoza también parece dar la misma importancia a la información local, si nos referimos a la página de tapa (once artículos presentados, en total). La noticia local más importante aquel día, para los redactores en jefe mendocinos, es un concierto para festejar la primavera; pero el diario del oeste argentino anuncia también notas menos fútiles sobre la integración de los gitanos en la provincia, o sobre la prevención de las enfermedades dentales para los niños de zonas rurales. Contrariamente a Ouest-France, la mayoría de los artículos están clasificados lógicamente, firmados y redactados por profesionales. Los artículos locales no parecen ser publicados porque se les ocurrió a los corresponsales no profesionales. En materia de fotos, pocos retratos fijos, tipo recuerdo de reunión entre amigos, mientras éstos pululan en esa edición del líder de la prensa cotidiana francesa (casi 800000 ejemplares vendidos diariamente, o sea el doble del Figaro o del Monde…). Se notan más fácilmente algunos errores y torpezas también en éste último, que en Los Andes. Por ejemplo, hay que leer el mini-articulo sobre el "jumping" en una página interior, para que los no iniciados se enteren de que Ouest-France se refiere a un concurso de salto a caballo. En resumen, por una parte hay un diario francés que, al leer uno de sus ejemplares, parece peor, con noticias de proximidad publicadas pasivamente y sin rigor. Por otra parte, encontramos un matutino mejor construido, en un país donde el producto medio per cápita es un tercio del de Francia. Lo mismo se puede decir del Uno, el competidor de Los Andes en Mendoza, y de la mayoría de los diarios publicados fuera de Buenos Aires. Salvo algunas excepciones, las provincias argentinas tienen poco que envidiarnos en cuanto a prensa ciudadana, a pesar de su relativa pobreza y sus menos numerosas ediciones locales. Este subdesarrollo informativo francés no transluce en la lectura comparativa de la prensa nacional (los diarios como Le Monde, Le Figaro o Libération tienen un más alto nivel que sus pares argentinos). Sin embargo las constataciones que hacemos aquí, más empíricas que científicas, no son detalles. Se comprueba el mismo déficit de información cívica local comparando otros diarios regionales franceses y argentinos (de Salta, Tucumán, Córdoba o Río Negro, por ejemplo). España, país todavía demasiado marcado por el franquismo según muchos intelectuales franceses, ofrece también un espejo espectacular de la mediocridad informativa en la cual puede caer el periodismo galo en sus provincias. En éste componente esencial "del cuarto poder", el mal es aún más profundo porque no es tema de debates públicos en un país sin embargo acostumbrado a polemizar sobre cualquier asunto. Algunas señales permiten esperar que la prensa regional francesa llegue a mejorar inspirándose en experiencias procedente del extranjero. El diario de Burdeos Sud Ouest, por ejemplo, está atravesando una profunda reestructuración; irónicamente, el diseñador de diarios que lo aconsejó, a raíz de una licitación, está establecido en España y en Argentina. Nuestro subdesarrollo en la comunicación social es probablemente imputable, al menos en parte, a la idiosincrasia de una cultura jacobina y elitista. Los franceses están acostumbrados a tomar perspectiva sobre todos los fenómenos, y esperan mucho de las administraciones centrales para solucionar sus problemas locales. Por el contrario, para volver a nuestro referente principal, la mentalidad muy "provinciana" de los españoles en sus connotaciones más negativas, no hace de nuestro vecino un modelo cultural. Los intelectuales ibéricos, a menudo más eruditos que "pensadores", son raramente tan agudos y concisos como nuestros mejores ensayistas. Sin embargo, es necesario evitar diluir el debate sobre la prensa francesa en consideraciones histórico-académicas o sociológicas. Nuestros intelectuales y universitarios no son tan agudos, por lo demás, como lo muestra su incapacidad o su negación a tratar el tema que nos interesa aquí: la especificidad del malperiodismo en el corazón de la sociedad francesa.
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